CONSTRUCCION DEL PLAN INSTITUCIONAL DE LECTURA Y ESCRITURA
German Chapeta
Presidente Fundaleer - Bucaramanga
germanchapeta@gmail.com
La formación de calidad en lectura y escritura de nuestros estudiantes es una de las debilidades más notorias del sistema educativo. Así lo dejan ver los resultados de las evaluaciones Saber, Pruebas de Estado y ECAES. Además es una de las quejas más recurrentes de los padres de familia y los docentes de todos los niveles y disciplinas del sistema educativo. Me pregunto ¿qué acciones sistemáticas se están realizando en las instituciones educativas de Colombia para transformar esta situación adversa? Ya es hora de organizar un trabajo planificado que integre los estamentos de la escuela, optimice el uso de los recursos, vincule a la comunidad y a las autoridades.
Diferentes autores han criticado la actitud de los padres de familia, profesores y directivos escolares, quienes en su mayoría, asumen frente a los estudiantes, una actitud autoritaria de ordenar leer y ordenar escribir, o predicar los beneficios de estas actividades. En este sentido los niños y los jóvenes se preguntan: ¿si leer es tan bueno y escribir es tan benéfico, por qué no vemos con frecuencia a nuestros padres, maestros o directivos ejerciendo este oficio? Definitivamente quien no posee la pasión por la lectura y la escritura no puede contagiar a otros este placer.
A continuación propongo algunas acciones que pueden contribuir a generar un plan institucional de lectura y escritura:
Pasar de la orden a la acción. Basta ya de ordenar o predicar que leer y escribir es “bueno” es hora de acordar que en cada aula los maestros les lean a los estudiantes, al menos 15 minutos diarios al iniciar la jornada escolar o se asigne oficialmente una hora semanal. También es necesario que los adultos compartamos nuestros escritos con los escolares. Así se forman ciudadanos lectores y escritores autónomos.
Pasar de custodiar los libros a promover su uso. Es muy triste ver las bibliotecas sin lectores y los libros dañándose sin utilizarlos. ¿Por qué no establecemos nuevamente la hora semanal de lectura en la biblioteca para todos los grados?, ¿Por qué no exhibir los libros en forma de miniferia para que todos los maestros y estudiantes conozcan el inventario y lo puedan prestar para llevar al aula o a la casa?, ¿Por qué no seleccionamos pequeñas colecciones de libros y los llevamos a los salones? Los libros están, lo que hace falta es el compromiso de promover su lectura.
Copiar, transcribir y dictar es diferente de pensar y escribir. Debemos renovar los conceptos de lectura y escritura. Escribir es dejar una huella en el mundo, es expresar lo que estamos pensando, lo que estamos sintiendo. Es hora de componer, de redactar, no de dictar. Es hora de pensar, no de repetir. Ojalá todos los maestros y directivos escriban y lean frente a sus estudiantes. En la vida social real y en la vida académica superior, las personas tienen que redactar muchos documentos, no sólo poemas o cuentos.
En lugar de señalar, contribuir. Es común señalar a los docentes de primaria, o de Lengua Castellana como los responsables de las deficiencias lectoras y escritoras de los escolares. El responsable del éxito del plan de lectoescritura es todo el personal de docentes, directivos, bibliotecarios, padres de familia y autoridades. Cada uno debe contribuir desde su espacio de trabajo. Ya es hora de superar esa actitud se señalamiento de responsabilidades, el problema es muy complejo y tiene consecuencias adversas, lo mejor es que cada adulto contribuya con su ejemplo o al menos no obstaculice la labor que hacen unos pocos.
Frente al autoritarismo propongamos opciones. La lectura no es una obligación, es un placer, es una experiencia de vida que se desea y se realiza con amor, con gusto. Se lee para resolver una pregunta íntima. Propongamos alternativas de lecturas para que los estudiantes seleccionen lo que les interesa. Es necesario dejar un espacio para que los escolares expresen sus tendencias lectoras. La imposición de temas es contraproducente. En nuestras bibliotecas hay muchos libros nuevos y viejos y para todas las áreas, buena parte de ellos están vírgenes o petrificados.
Donde todos mandan, no hay resultados duraderos. La formación de lectores y escritores necesita un doliente, por ello en cada institución se debe crear un Comité que lidere el Plan de Mejoramiento de
Vivir una actitud de apertura. Aceptar las permanentes invitaciones que llegan al colegio para vincular a los estudiantes y a los maestros a concursos de cuento, concursos de ortografía, concursos de lectura. Estar pendientes del programa “El Rincón del Cuento” por Señal Colombia o del concurso Leamos
Preguntémonos ¿cuándo fue la última vez que compramos un libro, visitamos una biblioteca o una librería? ¿Cuánto hace que escribimos ese poema o cuento que produjo una emoción muy placentaria? o ¿Cuándo fue la última vez que redactamos un artículo académico o una participación para un periódico? Ojalá que la respuesta no sea el siglo pasado, de todas maneras renovemos la esperanza e iniciemos hoy mismo el cambio.